Destruye su hogar como se destruye a si mismo. El miedo se ha apoderado, los arboles ya no cantan con su pelo al viento y el silencio se empaña con la llegada de una espesa, insensible, controlable, turbia, sucia contaminación. El gris del cielo avisa malestar con lo que está viendo, ante sus ojos la destrucción de si mismo, ante su mente el incontrolable ruido de la soledad reprimida.
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